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Ruta de las Kasbahs

Ruta de las Kasbahs, Desierto del Sahara, Marruecos

Extendiéndose 5.000 kilómetros desde el Mar Rojo hasta el Océano Atlántico, el desierto del Sahara lame los pies de Marruecos en la región de Drâa-Tafilalet y choca contra las imponentes montañas del Atlas. Además de su esquiva fauna, como los dromedarios salvajes y el zorro del desierto, la zona presenta mucha vida humana.

Camino a Argelia, a lo largo de la ruta desértica abundan las kasbahs, antiguos poblados fortificados construidos en oasis. Estos paraísos en medio del infierno de calor son alimentados por acuíferos subterráneos que afloran a la superficie formando el oasis. Te contamos como explorar estos secretos del desierto con la Ruta de las Kasahs.

Datos curiosos
– Al contrario de lo que mucha gente cree, los dromedarios no son nativos del desierto. Los camellos del Sahara fueron traídos de la península arábiga e introducidos por primera vez en época romana.
– El Sahara es el desierto cálido más grande del mundo y su nombre de origen árabe significa «desierto», por lo que decir desierto del Sahara es como decir desierto del desierto.

¿Qué es una Kasbah?

La palabra kasbah es de origen árabe y se traduce como «parte central de una ciudad o ciudadela». La traducción al español sería alcazaba, aunque en el mundo árabe tiene muchos usos según dónde y cómo se utilice. En un mismo país kasbah puede significar medina (casco antiguo de una ciudad musulmana), fortín o ciudad fortificada.

En la Ruta de las Kasbahs se aplica a edificios de tierra cruda que eran construidos como hogar de poderosas familias amazigt (bereber) y que en su lengua denominan tighremt. Adquirieron el título de kasbah con la llegada de los árabes a la región. Usualmente eran de base cuadrada, con cuatro torres en cada punta, y se comenzaron a diseñar a partir del siglo XVII.

Estas kasbahs en particular suelen encontrarse dentro de ksur (ksar en singular), pueblos amurallados hechos en tierra cruda que incluyen torres de control, mezquitas y plazas y que suelen tener mayor antigüedad que las propias kasbahs. Un ksar puede tener más de una kasbah dentro de sus murallas.

Actualmente la palabra kasbah es incorrectamente usada, sea para atraer turistas o por error, y durante el paseo por la ruta se ven muchos monumentos y establecimientos (hoteles y restaurante) que se hacen llamar kasbah sin ser una. A lo largo de esta entrada trataremos de ser fieles al uso original y nombrarlos como se debe.

Kasbah Taourirt Ourzazate, Marruecos
Kasbah Taourirt de Ourzazate

Cómo realizar la Ruta de las Kasbahs

A pesar de la presencia de ruta nacional, por su localización geográfica el transporte público que llega a las kasbahs es escaso y en algunos nulo. Existe conexión de buses desde Marrakech hasta Ourzazate, la ciudad más grande de la ruta, por 80 MAD. Desde Ourzazate es posible ir a la kasbah y ksar de Ait Ben Hadur en Grand Taxi (furgo compartida) por 10 MAD. Para otras kasbahs la alternativa es pagar taxi.

Hay quienes optan por hacer la ruta a dedo, pero debemos advertirte que hay bastante competencia de los propios locatarios. Ellos se mueven mucho de esta forma y la mayoría de coches son o turistas con vehículo de alquiler que no quieren llevar desconocidos o marroquíes que pretenden dinero por un aventón. El mayor problema de hacer autostop en esta zona es el riesgo de quedar a pie de ruta en medio del desierto, sin ningún pueblo ni presencia humana en muchos kilómetros a la redonda.

Otra opción es alquilar auto e ir a tu ritmo. Fue por la que nos descantamos nosotros después de evaluar tiempos y calcular que el costo era apenas más caro que un tour privado o pagar alojamiento varios días extras en la ruta a causa de ir lento. Para encontrar buenos precios hay que escarbar y revisar los comentarios de los clientes. Las empresas internacionales siempre son bastante más caras que las locales, pero otorgan más seguridad.

Coche alquilado en Marrakech, Marruecos
El auto que nos dieron para realizar la Ruta de las Kasbahs.

Nostros utilizamos una local llamada Trocadero Car, de la que habíamos leído buenas recomendaciones, y la verdad que no tuvimos ningún problema. No piden fianza ni que dejes tu tarjeta de crédito como garantía, permiten conductor adicional gratuitos, el auto ya viene asegurado y todos los puntos los dejan bien claros. Hablan inglés y español y cuentan con su propia página web: trocaderocar.net. Teléfono de contacto (marroquí): +212 673 992878.

Sobre cómo es conducir en Marruecos, te contamos detalles en nuestro post Gastos en Marruecos.

Nuestra Ruta de las Kasbahs

Día 1 – Ait Ben Hadu
Día 2 – Merzouga
Día 3 – Gargantas del Todra y del Dades
Día 4 – Ourzazate y  cascada de Ouzoud
Día 5 – Retorno a Marrakech
Kilómetros totales: 1.500

Oasis y Ksar de Ait Ben Hadu

Nuestro primer día salimos de Marrakech cruzando sus palmerales en el auto y nos asombró la cantidad de policías controlando el tránsito. El camino es rápido al principio hasta que comienzan las curvas y se enlentece la cosa. No nos quejamos, tenemos de fondo los bellos Atlas nevados que contrastan fuertemente con el desierto y aprovechamos varias paradas para fotografiarlos.

Nuestro primer descanso para comer fue en Tizi’n Tichka, el punto más alto de la ruta (2.260 metros sobre el nivel del mar). El lugar cuenta con tan solo un restaurante y un par de tiendas con insistentes vendedores. Después de comer tajín y casi morir asfixiados por el humo del cocinero mientras preparaba, o más bien quemaba, unas brochettes de carne asada continuamos nuestra ruta y alcanzamos Ait Ben Hadu, en pleno corazón del Valle Ounila.

Tizi'n Tichka Ruta de la Kasbah Marruecos
Tizi’n Tichka.

Desde al aparcamiento hay que caminar por una calle estrecha con muchas tiendas de artesanos y cuando se termina salimos a orillas del río Ounila. Al otro lado está el oasis y ksar de Ait Ben Hadu. De repente nos sentimos transportados al pasado. Podemos imaginar perfectamente las caravanas trans-saharianas de miles de dromedarios haciendo una pausa de su periplo desde Tombuctú para pernoctar en las viviendas de tierra apisonada y madera del ksar, degustando dátiles recién arrancados de sus palmeras y refrescándose las gargantas después de tantos kilómetros por el árido desierto.

Apenas verla uno entiende porque ha sido elegida como escenario para tantas películas y series como Game of Thrones, Prince of Persia, Gladiador, Alejandro Magno, La Momia y muchas otras, además de ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Cruzamos el río saltando por unas piedras y cruzamos el palmeral hasta una de las entradas principales del ksar decorada con motivos geométricos. En ella una señora nos cobra 20 MAD a cada uno por la visita.

Las casas son escalonadas, construidas sobre un cerro en cuya cúspide se consigue una vista panorámica 360 de todo el oasis, con el ksar a un lado del río y la zona nueva al otro. Se ven todas las edificaciones que componen el pueblo amurallado: una mezquita, un caravasar (albergue tradicional bereber), varias kasbahs con su típica forma de castillo, la plaza del pueblo, viejos cementerios y las ruinas del agadir (granero fortificado) en la cima de la colina. Sin duda un lugar maravilloso para visitar.

Oasis y Ksar de Ait Ben Hadu, Ruta de las Kasbahs, Marruecos
El hermoso Oasis y Ksar de Ait Ben Hadu.

Al irnos seguimos el río El Maleh hacia el norte con el auto hasta Itlouane, un pueblo perdido donde pasamos la noche con una familia marroquí que contactamos por couchsurfing. La experiencia fue única. Con desconocimiento de lo que sucedía, nos recibieron en pleno Iddah, período de luto de tres días después del entierro de un ser querido. En la reunión eran todo hombres vestidos formales con sus túnicas tradicionales (chilabas) a rayas grices y blancas, la fez roja de sombrero y chaleco a juego, ofreciendo sus condolencias al anfitrión.

A diferencia de la religión cristiana, llorar y lamentarse excesivamente por el difunto está mal visto porque se cree que hace sufrir al fallecido, por ende se debe mostrar recato. Nos animan a hablar y contarles nuestras experiencias en Marruecos mientras nos convidan con cous-cous casero, pan tradicional y té con menta. Luego vamos todos a una de las casas y aparece más comida, dos enormes tajín que devoramos de manera compartida con más té. Estamos que reventamos. La casa tiene como 5 plantas y la están construyendo ellos mismos. En una el techo tiene esculpido ¡el  escudo del Real Madrid!, y en otra ¡del Barcelona FC! Nos cuentan que son fanáticos del fútbol.

Dormimos en lo que hemos visto es la norma para las casas tradicionales marroquíes: un colchón casero relleno no sabemos bien de que (¿paja, lana, pelo de camello?) en el suelo sobre una alfombra hecha a mano (en las casas no se ingresa con calzado de la calle) con una gruesa manta y una almohada rellena de lana. Estos son los momentos en los que más disfrutamos el viaje, viviendo de primera mano la cultura.

Escudo en yeso del Atlético Madrid en Itlouane
Escudo en yeso del Atlético Madrid en el techo de nuestro couchsurfer.

Dunas de Merzouga

Después de desayunar en Ourzazate con nuestro anfitrión, retomamos viaje a Merzouga para conocer las dunas del Erg Chebbi. La palabra erg proviene del árabe y es como se denomina a los campos de duna de un desierto. Erg Chebbi, como indica su nombre, es una extensión de dunas del Sahara en Marruecos, pegado a la frontera con Argelia. Tiene una longitud de 22 km y una anchura de 5 km.

En este desvío nos apartamos de la arquitectura tradicional de las kasbahs y ksar para experimentar las jaimas bereberes (o haima del árabe haymah), tiendas de campaña utilizadas por los pueblos nómadas del desierto del norte de África. En su uso real, las jaimas eran tejidas con pelo de camello, cabra, esparto y/o palmito y montadas con un mástil central y varios postes que formaban dos estancias en la misma carpa: una para las mujeres y otra para los hombres.

Se elegía un punto cercano a una fuente de agua y la familia vivía con lo básico para aligerar la carga y facilitar el armado y desarmado de la jaima. Cocinaban en el exterior y su baño era la arena. Su tamaño y forma estaba pensado para aguantar los vientos y la arena del desierto al mismo tiempo que resistía las pocas lluvias anuales.

Hoy son poco los nómadas bereberes que continúan con este estilo real de vida y es inexistente una jaima en Erb Chebbi de tales características. Las que encontrarás son tiendas hechas de tela de alfombra y montadas sobre estructura de metal. Las hay lujosas, que pueden cobrarte hasta 200 dólares la noche, y estándar con haima compartida entre varios clientes. Pero definitivamente todas tienen comodidades básicas (agua corriente, electricidad, duchas de agua caliente, baño) y no son ni por asomo una jaima auténtica, más bien una imitación adaptada al turista.

Nuestro objetivo real en Erb Chebbi no era dormir en una jaima, era ver el atardecer en su duna más alta y luego ver las estrellas a la noche. Habríamos tenido excelentes vistas de los astros si no fuera porque nos olvidamos de verificar un punto fundamental… que era cuándo había luna llena… que fue justo el día que fuimos nosotros… Así que ya sabes, si vas, ¡no te olvides de verificar que sea una noche de luna nueva!

El plan inicial era dormir en Merzouga, pueblo más cercano sobre el Sahara a las dunas de Erg Chebbi. Merzouga era originalmente un punto de tránsito para las comerciantes que venían en caravanas desde la lejana Tombuctú. Posteriormente, familias de la tribu bereber Ait Atta se asentaron allí y con el tiempo el pueblo se transformó en un destino turístico con un mix de árabes, bereberes y expats. Hoy es difícil distinguir quienes son bereberes auténticos que  venden experiencias reales.

Merzouga ahoga al turista con sus buscavidas vestidos artificialmente de atuendos típicos, acosándote para que vayas a su jaima o a su hotel, que pasees en su camello o que le alquiles un quad (ATV). Sobre estas dos últimas desanimamos su uso. Sobre los camellos lo vemos innecesario porque las dunas de Erg Chebbi y sus campamentos son de un tamaño y distancia totalmente caminable a pie sin necesidad de cargar al animal, y referente al quad es peligroso y destruye el ecosistema de las dunas.

Al final conseguimos en booking un ofertón en una jaima por 8€ la noche los dos, desayuno incluido, y pasamos de dormir en Merzouga. Antes de ir subimos los 350 metros de altura de la duna más alta del erg para ver el atardecer. La imagen era de otro mundo. Sobre el filo de la duna teníamos a un lado el sol escondiéndose en el horizonte de Marruecos y al otro la enorme luna saliendo en el horizonte de Argelia. Una experiencia que nos quedó bien grabada en la retina.

Amanece en Argelia.

Luego nos fuimos a dormir al desierto en nuestra jaima artificial para fingir ser nómadas por un rato y caer en la cuenta que estrellas ibamos a ver pocas. Nos ofrecieron dromedarios para subir las dunas al alba y ver el amanecer pero rechazamos la oferta. Si pudimos hacer a pie la duna más alta una vez, podíamos hacerla otra más.

Despertamos tempranísimo para ascender los enormes médanos y observar el sol de Argelia tiñiéndolas de rojo, amarillo y naranja. Desde arriba nos alegramos ver a los dromedarios descansando en su establo. Hoy no tuvieron que subir ningún turista a sus espaldas. Por fin terminó nuestro astro rey de salir y bajamos a desayunar.

Para terminar de experimentar el simulacro completo de vida nómade en el desierto, en nuestra retirada por la carretera una corta tormenta de arena nos ralentizó el paso a falta de visual. Vino y se fue rápido, como para despedirnos. Pronto pudimos retomar camino a nuestro próximo destino.

Oasis de Tinghir y Garganta del Todra

Nuestro próximo destino era el Valle del Todra y su garganta, y para eso teníamos que pasar por Tinghir. La Garganta del Todra se divide a la mitad por un río que nace del manantial Todgha. Este manantial alimenta con sus aguas al Oasis de Tinghir, permitiendo el asentamiento humano. El oasis es precioso. Conduciendo hacia la garganta puede parar uno en varios miradores que permiten ver desde arriba toda la extensión de vegetación y palmerales, la ciudad y las antiguas kasbahs y ksur.

El increíble Oasis del Tinghir con sus ksur y kasbahs de fondo.
El increíble Oasis del Tinghir con sus ksur y kasbahs de fondo.

El ksar de Tinghir fue apodado «el barrio judío» por la presencia de hebreos en otros tiempos. No es el único, de camino a la garganta hay varios más: Ksar Asfalou, Ksar Ait Senan, Ksar Tizgui y Ksar Ait Boujane. Este último es el clásico que sale en las fotos al fondo del oasis. Las kasbahs también resaltan con su silueta de castillo. Algunas fueron transformadas en hotel, como la kasbah Cheik Bassou. Estas y muchas más van apareciendo entre las palmeras datileras de camino a la Garganta del Todra.

En cierto punto el camino se mete en una parte estrecha de la garganta. Allí se puede estacionar y caminar a pie del acantilado de 100 metros de altura pegado al río. En la lisa roca hay varias tienditas marroquí que venden artesanías y ropas, algunos niños mendigan a los turistas.

La garganta tiene lugares estrechos con apenas 35 metros de ancho y el nivel del río es bajo. Al salir a ruta abierta se ven grupos de escaladores que practican este deporte en las caras del Todra. Al final han sido solo unos pocos metros de garganta estrecha, algo decepcionantes con los puestos maltrechos y los niños pidiendo. Las vistas del Oasis de Tinghir, sus kasbahs y ksur son mucho más majestuosas.

Garganta del Dades y las Monkey Finger

Retomamos ruta hacia la Garganta del Dades. El camino desde Tinghir es casi desértico, solo interrumpido por dos pueblos, uno de ellos Imiter que cuenta con unas siete kasbahs. Las más importantes son Mohadach Ou El Haj, Ouchtouban y Tin Jamaia. No paramos en ninguna por falta de tiempo y seguimos rumbo a Dades.

Por fin alcanzamos el Oasis de Boumalne Dades, cruzamos el potente río que lo alimenta (Oued Dades) y doblando a la derecha  le seguimos el rastro. Por esta ruta está uno de los puntos más fotografiados, una estrecha carretera que asciende zigzagueando de manera muy pronunciada, conocida como Tissadrine. En este punto ya estamos metido en la enorme Garganta del Dades y las vistas son mucho mejores que las de su prima el Todra.

Tissadrine, la zigzagueante carretera  de la Garganta del Dades
Tissadrine, la zigzagueante carretera de la Garganta del Dades

Continuamos hasta el Oasis Ait Hammou, donde paramos y nos damos el gusto de caminar. Recorremos sus palmeras datileras y su densa vegetación sorprendidos del poder del agua. Es increíble como la presencia de este único elemento hace resurgir el verde de un paisaje árido. En sus orillas los locatarios cultivan alfalfa para el ganado, trigo, cebada, almendras, higos y otros árboles frutales.

Damos marcha atrás regresando por donde vinimos y paramos en el Hotel-Restaurante Kasbah Ait-Arbi donde comemos dos tajín y fruta en la terraza con vistas a «Los dedos de los Monos» o también denominado «Cerebro del Atlas», que como su nombre indica son rocas de uno de los acantilados de la garganta que asemeja la curiosa fisionomía de cerebro o de dedos de mono.

Sobra decir que desde que doblamos en Bomalne Dades hasta el Valle Msemrir (pasando la larga Garganta del Dades) se ven kasbahs repartidas por toda la ruta, aunque hay que estar atento porque muchas son solo hoteles o restaurantes con el título auto-impuesto.

Dedos de los Monos en la Garganta del Dades.
Dedos de los Monos en la Garganta del Dades.

Ourzazate

El día anterior nos sobraba tiempo y condujimos hasta Ourzazate para dormir en una Riad barata transformada en hostel al lado de una mezquita. Así que nuestro cuarto día nos despertamos ya en el centro de la ciudad. En el pasado, Ourzazate era un pueblo de paso para los comerciantes africanos que se dirigían al norte de Marruecos. Creció administrativamente con el Protectorado de Francia y terminó de florecer con la industria del cine.

En Ourzazate se han filmado muchas películas reconocidas mundialmente: La guerra de las galaxias (la de 1977), Espía 007, Legionario, La momia, Gladiador, Asterix y Obelix: Misión Cleopatra, etc. Todas ellas rodadas entre Cinema Atlas Studios y CLA Studios en las afueras de Ourzazate. Cinema Atlas Studios se puede visitar por 80 MAD y CLA Studios por 100 MAD. Nosotros no somos muy cinéfilos y nos contentamos con ver de afuera los enormes Oscar que custodiaban la entrada Cinema Atlas Studio.

Si no querés ir tan lejos, en el centro frente a la Kasbah Taourirt está el Museo del Cine, abierto de 8 a 18hs y a 30 MAD la entrada. La Kasbah también es visitable por 20 MAD que sí pagamos. El interior es algo soso, con todas las habitaciones vacías, poco mantenimiento y muchas áreas clausuradas.

Lo más interesante es ir descubriendo las galerías y pasajes en forma de laberinto y apreciar la escasa decoración tradicional en algunas paredes y techos combados por la humedad. Una pena considerando que fue ocupada por la poderosa familia bereber El Galoui hasta principios del siglo XX. En fin, que si la arquitectura e historia no es lo tuyo bien podes ahorrarte los 20 MAD.

Interior de la Kasbah Taourirt, Ourzazate, Marruecos
Interior de la Kasbah Taourirt.

Ouzoud

No quedando más por ver en Ourzazate salimos completamente del desierto para ir a las Cascadas de Ouzoud (o Uzud), localizadas en el pequeño pueblo de Tanaghmeilt. En el camino el paisaje se modificó radicalmente. Resurgieron las praderas y las amplias extensiones de cultivos de todo tipo, acentuándose los campos de olivos en las proximidades del pueblo. Llegamos casi que atardeciendo.

Nuestra primer recomendación es que no aparques al lado de la entrada a las cascadas, lleno de cuida-coches esperando cobrarte. Tanaghmeilt es diminuta y aparcando un par de cuadras antes te ahorras el dolor de cabeza. La segunda recomendación es que no te dejes engatusar con tickets falsos, el acceso al parque es gratuito. Y la tercera es que una vez dentro tengas mucho cuidado con los monos, mucho más agresivos y rápidos que los falso vendedores y los cuida-coches truchos.

Las cascadas están impresionantes. Sus 110 metros de caída que pueden apreciarse desde arriba accediendo por un sendero de olivos; o desde el fondo de la garganta donde choca el agua con el río El-Abid descendiendo por una larga escalera que va surcando tiendas y restaurantes hasta el lecho del río. Amarradas a las orillas hay unos curiosos botes con esplanada en las que los visitantes pueden acercarse a la cascada.

El parque continúa todo a lo largo del río, cruzable por un puentecito de madera, y se puede recorrer por un sendero circular. El nombre de la cascada, Ouzoud, significa «el acto de moler grano» en bereber y responde a los múltiples molinos a lo largo del curso de agua, muchos de ellos todavía en funcionamiento. A lo lejos vemos a los monos macacos, parientes de los de Gibraltar, esperando a los incautos.

Paseamos un poco y cantamos retirada al hostal más barato que encontramos. Después de haber peleado un rato el precio lo mejor que obtuvimos fue 180 MAD por una habitación doble en malas condiciones. Por aquí termina nuestra aventura en coche, pues ya al día siguiente nos dirigiremos a Marrakech para devolver el vehículo y continuar nuestra aventura por Marruecos.

Cascadas de Ouzoud. Marruecos
Cascadas de Ouzoud.

¿Alguna sugerencia para el post o estuviste y querés contar tu experiencia? Comparte en los comentarios 😀
Sigue viajando por Marruecos con nosotros.

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