Llegamos sobre la tarde al pueblo costero de Essaouira, apodada cariñosamente ciudad del viento. Fue ocupada desde el siglo V a. C. por fenicios y cartagineses. Le siguieron los romanos, que capturaban en su costa el molusco utilizado para extraer el tinte púrpura de los emperadores. Del siglo VII al X fue de los bizantinos y luego de los bereberes, incorporándose a la dinastía Omeya en el siglo XI. En el s. XV los marinos portugueses se hicieron de ella y la fortificaron, bautizándola Mogador – nombre alternativo por el que todavía se la conoce -, aunque al poco fue reconquistada por los árabes.
Durante el sultanato alauí se transformó en puerto comercial entre las caravanas que provenían de la legendaria Tombuctú y los comerciantes europeos. Era una época en la que convivían bereberes, judíos, musulmanes, portugueses y saharianos. En el siglo XIX pasó a manos francesas y comenzó su declive. Por suerte, el siglo XX atrajo europeos y estadounidenses – famosos, bohemios y adinerados – que la rescataron del olvido. Actualmente, su economía está basada en el turismo, la artesanía y la pesca.
Que encontrarás aquí
Cómo llegar a Essaouira
Desde Marrakech se puede llegar a Essaouira en Grand Taxi o autobús. La terminal de bus es sencillita, ubicada sobre Avenue 2 Mars. Para llegar al casco antiguo hay que caminar por esta calle en dirección a la costa hasta darse con el cementerio judío. Doblando a la izquierda se camina un par de cuadras hasta caer dentro de la Medina fortificada.
Moverse por Essaouira
Lo ideal es moverse por Essaouira a pie. Todo está muy cerca y además ¿qué puede ser más apetecible que realizar un tranquilo paseo caminando por una larga playa y regresando por la rambla costanera?
Qué ver en Essaouira
Essaouira de por sí es bonita de transitarla medio perdido. Su pequeño tamaño, su ambiente tranquilo y su historia invitan a eso. Te contamos los lugares por los que probablemente te tropieces.
El barrio judío – Mellah
En Essaouira la comunidad judía llegó a representar en una época el 40% de la población. Esto es porque durante el reinado de Mohammed III (1757-1790) se alentaba a los judíos a establecerse en la ciudad y ser quienes comerciaran con Europa. El barrio judío (o mellah en árabe) presenta varias sinagogas antiguas, como la sinagoga Slat Lkahal o la Jaim Pinto, y el gran cementerio judío del que te contamos un poco antes. El cementerio se encuentra sobre la misma playa y la arena cubre parcialmente algunas de sus lápidas.
Con el paso del tiempo, el declive del comercio y las diferentes guerras políticas e ideológicas, la comunidad judía comenzó a reducirse. En 2017 solo contaba con tres habitantes judíos. Esperamos que algún día musulmanes y judíos puedan convivir en Essaouira pacíficamente como solían hacerlo antaño.
Medina fortificada
Viniendo de Marrakech, la Medina fortificada de Essaouira es un respiro. Los vendedores no te persiguen ni te pesadean y además el acceso en vehículo motorizado está prohibido. Quizás por eso a Jimi Hendrix le gustó tanto. La única calle donde puede que te cruces alguna que otra moto indiscreta es en la arteria comercial principal, la Avenue Mohamed Zerktouni. La avenida va desde la puerta Bab Doukkala hasta la puerta Bab el-Mechouar, ambas entradas a la antigua zona amurallada. Bab el-Mechouar solía ser la que permitía el acceso desde la Medina fortificada al fortín y al puerto.
Además de husmear los zocos de la Medina (mercados tradicionales del casco antiguo), tomar un café en alguna de las tantas terrazas-azoteas con sus increíbles vistas a la costa y al puerto y entrar a los talleres artesanales, te recomendamos caminar por encima de la antigua muralla. En el paseo verás una interesante colección de cañones españoles del siglo XVIII y XIX.
Visitar el Puerto y el Fortín Skala
Al poco de salir de la parte amurallada te encontrarás con la Plaza Moulay Hassan, rodeado de restaurantes y cafeterías y repleto de puestos de comida y artesanía que cobran mucho encanto a la noche. Al pasar la plaza se llega al puerto que permite observar de cerca el antiguo bastión Skala du Port, defensa de la ciudadela en el siglo XVIII. El ingreso es por la parte superior de la entrada Bab el-Marsa, pero cuando nosotros fuimos estaba cerrado el acceso y tuvimos que contentarnos con la vista exterior.
El puerto en sí, el muelle donde atracan las embarcaciones, no nos terminó de convencer. Repleto de pescadores limpiando la pesca del día en un ambiente con poca higiene que provoca la emanación de olores non gratos a la nariz. Los pedazos de pescado esparcidos por todo el muelle provocan la invasión de gaviotas y gatos que no colaboran con el hedor insoportable.
Pasear por su playa y su rambla
Nomás salir de la Medina por Bab el-Mechouar y cruzar la Plaza Orson Welles (bautizada en homenaje a la visita del famoso director de cine para filmar escenas de su película Othello), en seguida está la rambla costera y su playa de dos kilómetros y medio de largo. Sobran los bares, cafeterías y restaurantes donde parar a tomar algo sobre la costa atlántica y disfrutar de los bellos atardeceres. La playa suele ser ventosa, transformándola en sitio ideal para el surf, windsurf, kitesurf y parapente.
Sobre el horizonte del Océano Atlántico se observa la Isla Mogador, establecida como punto de comercio por el navegante y explorador cartaginés Hanno en el siglo V a. C. En la Isla Mogador existía en tiempos de los romanos una fábrica de púrpura de murex (especie de molusco), un producto caro que otorgaba el característico color púrpura símbolo de poder a las togas de los senadores y emperadores romanos. Hoy es una reserva natural que solo se puede visitar con un permiso oficial.
Disfrutar su arte y su cultura
Essaouira se encuentra repleta de artistas, orfebres, artesanos, ebanistas y músicos, de bares bohemios y de fuentes de colores, y de mucho arte callejero. Bien se merece su lugar como Patrimonio de la Humanidad. Al pasear por los zocos de la Medina fortificada o por los exteriores de la muralla, inhala el aroma de la madera de tuya trabajada por los ebanistas desde la antigüedad junto a la fragancia de las especias; aprecia las piezas en plata bereber trabajadas por los orfebres, actividad herencia de la comunidad judía del siglo XVIII, y palpa las chilabas cosidas a mano; pasea por las Galerías de Arte y descubre las creativas esculturas hechas con los más curiosos elementos.
Si estas visitando Essaouira en junio, asiste al Gnaoua World Music Festival, un festival de música pensado para consolidar la cultura musical Gnawa. Gnawa o Gnaoua (o Gnaua) es una antigua población originaria del África Central y Occidental, descendiente de los esclavos que pertenecían a los Bereberes. Cuando los Bereberes incorporaron el islam como religión principal, muchos Gnawa pasaron a ser parte de la orden sufí que era (y es) la rama más esotérica del islam.
Lejos de perder su identidad, los Gnawa continuaron con sus tradiciones y rituales africanos pre-islámicos.
Con fama de curanderos, su música y baile forman parte de sus hechizos de trance. Sus melodías han tenido un positivo impacto en la comunidad internacional, dando lugar al hoy famoso festival en Essaouira, y en las tiendas podrás encontrar algunos de sus instrumentos tradicionales, como el gumbri, los krakebs y el hajhuj. La música Gnaua está declarada por la Unesco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Mapa de Essaouira
Pasear es más sencillo con un mapa. Encuentra los lugares en este que confeccionamos especialmente para ti. ¡Es posible incluso descargarlo y utilizarlo sin internet!
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