Irán, nuestra querida y dulce Irán, estigmatizada por los medios. Irán, un país del que te vas enamorado. Lee noticieros y páginas oficiales de gobiernos y te instalaran el miedo; por el contrario, lee la experiencia de viajeros que han estado allí y conocerás la terrible verdad: Irán es un país muy seguro para viajar, repleto de hospitalidad y cariño. Estuvimos casi dos meses recorriéndola de punta a punta y nos toca compartir nuestra experiencia.
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¿Es seguro viajar por Irán?
Nos atrevemos a decir que probablemente sea más seguro que viajar por tu propio país. La mala propaganda que sufren empaña el lente ajeno. El mayor dilema al que te enfrentarás es saber cómo rechazar su abrumadora hospitalidad. Irán en su mayoría es muy seguro, incluida la provincia de Baluchistán y Sistán (pegada a la frontera con Pakistán) y la región del Kurdistán.
Y sí, también es muy seguro viajando como mujer sola. Te invitamos a escuchar la historia de Angie D’Errico, que viajó por Irán dos meses por su cuenta y plasmó su experiencia en el libro ¿Y dónde están los terroristas?
Está claro que personas malas hay en todo el mundo y tampoco debe uno regalarse. Sin embargo, en Irán el mayor peligro es el gobierno y su régimen militar, por lo que lo más importante es evitar mezclarse en manifestaciones en caso de que las hubiera, sacar fotos a instalaciones militares y, de alojarte con locales, no declararlo abiertamente. El internet también está controlado, por lo que es mejor contar con una VPN o, caso contrario, tener mucho cuidado con respecto a lo que publiques.
Clima
Escuchas Persia, Medio Oriente, y al instante se te viene a la cabeza calor y desierto. No, no, no. Mete de vuelta esa campera en la mochila porque Irán es grande y cuenta con todos los climas.
Al norte es montañoso y en los meses de invierno las temperaturas son bajo cero, llegando a nevar en abundancia. Por otro lado, es cierto que al sur sobre el Golfo Pérsico y el Golfo de Omán la temperatura es agradable todo el año, con mínimas de 16ºC en invierno y máximas de 37ºC en verano. Según cuál sea tu recorrido y en qué época del año vayas es si precisarás incluir más o menos abrigo.
De querer ir en verano (algo que no recomendamos porque el calor puede ser aplastante) busca prendas que te tapen desde las rodillas hasta los hombros para respetar la cultura y que al mismo tiempo sean frescas y ligeras, fáciles de lavar y de secado rápido. Esto aplica tanto a hombres como a mujeres.
Por ley la mujer debe taparse el cabello con lo que sea (un pañuelo igual vale) y ni tu nacionalidad ni el sol recalcitrante sirven de excusa para evitarlo. Por otro lado, tampoco es necesario esconder hasta el último pelo. Tapada pero sin exagerar.
La cultura persa
En Irán la cultura está fuertemente influenciada por sus raíces persas que a su vez se entremezclan con la religión predominante: el islam chiita. Está rama es distinta a la sunita, que es con la que estamos más familiarizados por ser el grupo musulmán mayoritario a nivel mundial. A golpe de ojo ignorante puede parecer lo mismo, pero en realidad cuentan con suficientes diferencias para incluso haber sido motivo de conflictos bélicos en el pasado.
El calendario iraní es un lío
Un choque que vas a tener es el calendario iraní, regido por el año persa. Al igual que el gregoriano tiene 12 meses, con la diferencia que los primeros 6 cuentan con 31 días, los siguientes 5 con 30 días y el último con 29 o 30 días, según el año. Por ejemplo, el 9 de agosto de 2023 es, en el calendario persa, el día 18 del mes mordad del año 1402 SH. El inicio de año nuevo (Nouruz) coincide con el cambio de estación hacia la primavera, el 21 de marzo, y visitar Irán en esta época es una experiencia única.
En las casas se prepara una mesa con manzana, vinagre de uva, arroz con monedas, sumac en polvo (o soomak, unas grosellas rojas), samanu (mezcla de trigo germinado y agua), dos peces goldfish, velas, huevos pintados, un espejo, flores frescas, bizcochitos estilo magdalena, el Corán abierto, la figura de Hayi Firuz (un bailarín de cara negra que canta y te desea la buena nueva a cambio de dinero) y un libro de poemas iraní. Todo en su conjunto queda precioso.
A la noche se encienden fogatas que los jóvenes saltan por encima en un acto de gallardía y se tiran fuegos artificiales. Después vienen 15 días de vacaciones en los que la etiqueta exige que se visite a los familiares, o que ellos te visiten a ti de manera sorpresiva, y que los mayores regalen dinero a los jóvenes.
Arte persa
A nivel visual el arte persa es una explosión de colores que combina las antiguas ilustraciones persas con la abstracción islámica. Fiel reflejo de ello son sus alfombras persas, marca de origen si las hay. La presencia de alfombras es clave en una casa iraní, ya que dentro no se utiliza calzado y las actividades sociales (comer, charlar, etc.) suelen ser en el piso, aunque con la modernidad los sillones van de a poco ganando presencia.
Varias de sus técnicas regionales para tejer alfombras y rituales de lavado han sido declaradas patrimonio inmaterial de la humanidad y aquí también entran las pinturas en miniatura, ilustraciones surgidas a principio del s. XIII de las que podríamos pasar horas observando cada uno de sus detalles. Por otro lado, la literatura iraní es patrimonio y motivo de orgullo hasta hoy día, no solo por la delicadeza de la caligrafía persa, también por su poesía. Irán es desde hace siglos cuna de grandes poetas.
Jugando al polo
Aunque el origen del polo se le achaque a los nómadas de Asia Central, el primer registro que existe de un partido es entre persas y turcomanos en el siglo IV a. C. En ese entonces el polo era una forma de entrenar a los jinetes para la batalla. Con el tiempo, en Persia se enraizó y desarrolló hasta transformarse en deporte nacional y actividad de la realeza. El polo primero se extendió por Medio Oriente y Asia y recién siglos más tarde entró en contacto con occidente.
La cultura cambia por provincia
Algo a tener en claro es que la antigua persa estaba compuesta por muchos etnias y que cuando hablamos de Irán hablamos de muchas tribus distintas. Incluso dentro de los propios persas (o también llamado iranios) hay subcomunidades, como los guilakíes y los mazandaraníes. Cada uno con sus propias costumbres, religión y dialectos, no sea cosa que te aburras. Para entenderlo más fácil te dejamos un mapa mostrando a grandes rasgos las etnias predominantes y su distribución.
توسط Hosseiniran در ویکیپدیا انگلیسی، CC BY-SA 4.0، پیوند
Aprendiendo farsi
En Irán se habla de todo pero la lengua principal y predominante es el farsi. Estas son algunas frases para que tires cuando te inviten a tomar el té.
- Hola – Salam o Dorood
- Por favor – Lotfan
- Perdón – Moteassefam
- Disculpe/Con permiso – Bebhakshid
- Gracias – Mamnunam o Merci
- Si / No – Baleh / Nakheyr
- No entiendo – Nemifahmam
- Hablas inglés? – Engelisi yâd dâri?
- Adiós – Bedrood
- 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 – yek, do, se, chahaar, panj, shesh, haft, hasht, noh, dah
Aprender a leer los números en farsi es menos complejo de lo que parece. Memoriza los símbolos y te facilitará montón a la hora de moverte por las ciudades.
La comida en Irán
Las especialidades iraníes se reservan para la cocina del hogar o en restaurantes puntuales escondidos al ojo extranjero y la mejor forma de descubrir los sabores del país es alojándose con locatarios. Para que tampoco aterrices totalmente desorientado, acá te van algunos datos culinarios.
Azafrán y pistacho
Seguro que comprando en el supermercado te ha sorprendido el desorbitado precio del azafrán, especia obtenida de los pistilos de una bonita flor violácea. Pues queremos contarte que Irán es el principal cultivador, acaparando el 90% de la producción mundial, y que dentro podrás consumir azafrán a piacere como si de chocolate se tratara.
Algo similar sucede con el pistacho, originario de esta región y encabezando el primer lugar en exportaciones. Desafortunadamente, no sabemos si es porque requiere más esfuerzo o qué, pero comprar pistacho en Irán es igual o más caro que en otras partes del mundo.
Pan Lavash
El pan lavash, o pan plano, está a la orden del día y acompaña todas las comidas. Es costumbre prepararlo en familia y en las panaderías tradicionales se cuece en hornos de barro, en placas metálicas o en calderos. A las recién casadas se les desmigaja pan lavash sobre su cabeza o se lo colocan al hombro como símbolo de prosperidad matrimonial.
Comiendo platos clásicos
Cualquier palabra que venga con ash quiere decir sopa espesa y existen más de 50 tipos de ash en la gastronomía iraní. El más popular es ash reshte (sopa-crema de fideos), seguido del ash e-jo (sopa-crema con cebada) y el ash-e anadr (sopa-crema de granadas). Se sirven con vinagre y kash aparte (yogur agrio persa) para que agregues a tu gusto. Y ya si querés algo más guisoso está el haleem, hecho de trigo, cebada, carne y lentejas.
Si te va lo cítrico no te vayas de Irán sin probar gueime, un guiso de garbanzos al que se le agrega unas limas deshidratadas durante la preparación; guma sabsi, elaborado con porotos, carne, espinaca y limón; y fecen shan (guiso de carne con granada y frutos secos). Todos estos platos se suelen pedirse con arroz aparte y un cuenco de yogurt con pepino para ir añadiendo al gusto.
Y siguiendo con los platos cremosos está el delicioso kashk bademjan, hecho de berenjenas, tomate, queso, nueces y yogur kash que se consume como plato principal o aperitivo y se acompaña de pan lavash. Aparte de todas estas sopas, guisos y cremas, el plato más clásico y sencillo que vas a encontrar es el chelo kebab, o sea, kebab con arroz basmatí y azafrán (chelo), acompañado de tomates asados y manteca para agregar al arroz.
Dulces típicos
El helado de azafrán y agua de rosas sin duda fue nuestro favorito, seguido del baklava iraní, el fereni (postre líquido de leche, harina de arroz, cereales y almíbar de dátiles), las galletas kolooche (rellenas de datiles, canela y nueces) y el pashmak (algodón de azúcar y sésamo).
Los que resultaron demasiado dulces a nuestro paladar fueron el sohan (empanda dulce de azafrán, pistachos, cardamomo, azúcar y agua de rosas), el gaz (nogut de pistacho) y el gooshfil (dulce frito crocante). Tampoco nos entendimos con el qottab (especialidad de Yazd que es como un buñuelo frito relleno de almendras y espolvoreado con azúcar glas) ni con el falude / faloodeh (sorbete con fideos finos de arroz, agua de rosas, jugo de limón y varios kilos de azúcar).
Doogh y chai para beber
Para acompañar las comida siempre se pide doogh que es como un yogur bebible salado a base de leche de oveja. Su primo-hermano es el ayran de Turquía, con la diferencia de que la versión iraní suele tener más menta.
Al finalizar la comida se hace sobremesa con chai (té) pero no se endulza con azúcar blanca en polvo. En cambio, te entregan un palito de azúcar cristalizada y azafrán llamado nabat que hundís en el vaso para dejar que se disuelva poco a poco. En Isfahán existe otra versión, una oblea de azúcar y azafrán llamada pulaki que debe ponerse en la lengua y dejar ahí mientras se bebe el té.
El café por otra parte es casi inexistente en los hogares, pero cuando lo encontrás es común prepararlo con especias o que te den la opción de agregarle agua de rosas. El agua de rosas, el agua de azahar (pétalos de naranjo) y el de sauce almizclero (musk willow o egyptian willow) se utilizan mucho en la preparación de bebidas frías para refrescarse en el verano.
La cortesía iraní
Nos gustaría dedicarle unos parrafos a la cortesía iraní. Cuando te invitan a tomar té en su hogar presentan a la mesa un bol de frutas (con su correspondiente platito y cuchillo por si precisas cortarla sin enchastrarte) y cuenquitos con caramelos, bombones, nougats de pistacho o similar.
De quedarte a dormir el desayuno también es todo un espectáculo: pan lavash, nata, mermelada de higos confitados, mermelada agridulce de cerezas, miel, nueces, queso, mermelada de membrillo en trozos o de frutillas, terrones de azúcar con cardamomo, pulaki o nabat, y té para tomar hasta aburrirte. En suma, que los agasajos culinarios que los iraníes dispensan a sus invitados son dignos de un cuento de las «Mil y una noches» y es algo a apreciar en tu visita al país.
Tarof
El tarof en Irán es la esencia de tener buenos modales. Para un iraní, no hacer tarof es igual a ser un maleducado. ¿Y en que se basa? En ser atento y servicial para con el prójimo a niveles extremos. Por ejemplo, insistiendo en pagar todo o, si estas en una tienda, insinuando que el servicio es sin costo.
El problema radica en que muchas veces es un protocolo de cortesía y no un deseo real de regalarte las cosas, y si tú no caíste en la cuenta de que es tarof y aceptas la «invitación» el iraní no va a rectificarse. Es de cortesía que siempre rechaces la oferta a la primera y si continúan insistiendo con énfasis es porque realmente desea invitarte.
A lo que queremos llegar es que, aunque muchas veces es cierto que quieren pagar todo por ti de corazón, otras es en realidad es tarof y por lo tanto es importante que como extranjeros no abusemos, ya que muchas veces están dispuestos a pagar por ti cuando apenas tienen para su día a día.
Nos pasaba que cuando éramos nosotros quienes comprábamos para la familia que nos alojaba, o quienes invitábamos, quedaban sorprendidos para bien. Por otro lado, es cierto que hay que insistir mucho para que dejen que pague uno porque lo tienen tan inculcado que les cuesta dar el brazo a torcer.
Ruta de viaje por Irán
En el casi mes y medio de viaje por Irán queríamos experimentar su diversidad geográfica y cultural y anduvimos rebotando de aquí para allá. Para conocer detalles sobre cada una de las ciudades a las que fuimos te invitamos a cliquear sobre el nombre y te llevará a su respectivo artículo.
- Teherán, la capital
- Kashan, entrando al desierto
- Isfahan, la mitad del mundo
- Yazd, cuna zoroastra
- Kerman, el desierto de Lut
- Chabahar, entre baluchis
- Bandar Abbás, Ormuz y Qeshm, la perla del estrecho
- Shiraz, la ciudad de la poesía
- Provincia de Gilán y Alamut, hassasins a la vuelta
- Provincia de Golestán, conociendo a los turkmenos