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Irán: Qué ver en Yazd

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Yazd es una ciudad vieja como el agujero del mate y comprobado está solo por el hecho de haber sido centro del zoroastrismo,  religión monoteísta mucho más antigua que el islam y el cristianismo solo a la par en edad con el judaísmo. El zoroastrismo logro sobrevivir a la expansión musulmana y todavía cuenta con feligreses.

Por otro lado, los barrios tradicionales de Yazd son testimonio vivo de la capacidad simbiótica que tuvieron los locatarios con el desierto para sobrevivir a este y razón por la que su centro histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. De seguro ya te convencimos de visitar Yazd! En este artículo te contamos qué hacer y qué ver en Yazd.

Moverse por Yazd

Yazd es una ciudad a la recomendamos caminarla de arriba a abajo porque es maravillosa. Estando en el centro histórico todo está cerca. De alojarte más en la periferia (como fue nuestro caso) hay una sencilla red de buses que cuesta 20.000 rials por viaje. Además te servirán para alcanzar puntos más lejanos como el Templo de Fuego Zoroastro (bus 330 desde el centro), las Torres del Silencio (bus 330 y 393) y la Terminal Central de buses. Importante familiarizarte con los números en farsi, apréndelos en esta entrada.

Complejo Amir Chakhmaq y alrededores

Todo buen paseo por Yazd  comienza en Takyeh Amir Chakhmaq, complejo de edificios comprendido por plaza, mezquita y lo que solía ser un antiguo caravanesi (parador de caravanas) con hammam (baño público). La mezquita Amir Chakhmagh vigila el bullicio con su bonita cúpula azul turquesa. La plaza es encantadora tanto de día como de noche, momento en que se refleja el caravanesi en el estanque central.

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La plaza funciona de espacio recreativo para las familias y cuenta con varios puestos ambulantes de snacks gourmets, tales como la sopa de Yazd, porotos condimentados y mexican corn (una mezcla rarísima de choclo con salsa, papas y no nos quedó muy claro que más).

Asimismo hay varias tiendas de dulces, siendo la más pro del rubro la confitería Haj Khalife Ali Rahbar. Con su fachada de ladrillo bermellón, dos pisos de alto y un elaborado escaparate es fácil ubicarla. Decidimos probar aquí algunos dulces típicos a pesar de lo elevado del precio y salimos poco satisfechos por el servicio frío y despersonalizado. Parecería que la fama se les subió a la cabeza.

Frente a la confitería Haj Khalife Ali Rahbar está el Museo del Agua que nunca lo vimos abierto, así que no sabríamos decir que tal está, y el Saheb A Zaman Club Zurkhaneh, lugar donde se practica la antigua arte marcial de pahlevani (o bastani). El club se desarrolla dentro de lo que antiguamente era una cisterna de agua.

Los entrenamientos son a las 16.30 hs y a las 18.00 hs y se permite pasar a ver por 500.000 rials. Le dimos la oportunidad por la experiencia cultural y lo que vimos fue un entrenamiento de menos de una hora sin mucho show con las armas tradicionales. Estuvo bien pero tampoco una locura.

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Takyeh Amir Chakhmaq.

Yazd Bazaar y Mezquita Jamed

Después de visitar Amir Chakhmaq nada mejor que perderse un rato por el bazar techado de Yazd, aunque perderse no es tan fácil porque es un bazar bastante recto y corto. La parte más interesante aparece al alcanzar la Jamed Mosque, «Mezquita de los Viernes». Sus minaretes están catalogados como los más altos de Irán y se nota. Por suerte está la alargada calle Jameh Mosque por la que se puede caminar un poco para agarrar perspectiva y no quebrarte el cuello torciéndolo 180 grados en vertical.

Durante el día tanto el bazar techado como la calle de la mezquita están bastante muertos, por eso es mejor ir sobre la tarde/noche, cuando iluminan la mezquita y se activan todas las tiendas y puestos. De esta calle no podes irte sin probar el yazdi coffe en Pahlavan Yazd Coffee, un simpático y diminuto localsito repleto de bártulos, fotos viejas de luchadores de pahlevani y antiguos utensilios decorando cada rinconcito.

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Pahlavan Yazd Coffee

Los beberajes se mantiene calientes en jarras y ollas antiguas sobre un viejo sistema de hornallas a gas. El café está pegado a la mezquita y se puede ver al dueño preparar las bebidas y catar el café en un platito. El sabor es dulzón. Lo prepara con cardamomo y agua de rosas, una combinación excepcional.

Ya habíamos probado café con cardamomo en Egipto y nos había volado la cabeza, pero encima a este señor se le ocurre añadirle agua de rosas y queda todavía mejor. Podés encontrar fotos del local en su instagram @ghahveh.yazdi.

Alexander Prison y la ciudad antigua

A pesar del nombre, la «Prisión de Alejandro» jamás fue prisión ni tuvo a Alejandro Magno secuestrado en ella. El costo de acceso (500.000 rials) mejor ahorrárselo, ya que dentro solo se ven unas pocas tiendas de souvenirs, uno o dos carteles explicativos y eso es todo. Mejor que gastar tu dinero en esa chapuza es perderse por las calles de la parte antigua de la ciudad.

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Vistas a una torre de viento desde el patio de la Prisión de Alejandro.

A Yazd se la apoda «la novia del Kavir» por situarse en el punto donde el desierto de Dasht-e Lut se junta con el desierto de Dasht-e Kavir. En suma, Yazd está en medio de un gran desierto y las temperaturas a lo largo del año van desde los -20ºC en invierno hasta los 40ºC en verano. Quienes vivían en Yazd se adaptaron construyendo casas de adobe que todavía hoy se aprecian deambulando por el barrio antiguo.

Fahadan Museum Hotel, Darvish Hotel y Abu Maali Restaurant

Para una experiencia 100% inmersiva en el casco antiguo te sugerimos visitar alguno de sus tantos hoteles y restaurantes instalados en lo que solían ser casas tradicionales de familias pudientes. Muchos de ellos te permitirán subir a su azotea para apreciar mejor los edificios de barro y paja y sus techos abovedados. Si te da mucha vergüenza, podés aprovechar la oportunidad para pedir un plato tradicional o disfrutar de un té para indirectamente pagar por el mirador.

En nuestro caso almorzamos en Abu Maali Traditional Restaurant con un locatario que pidió para que probáramos gueime (guiso de garbanzos con un toque cítrico), guma sabsi (unos ingredientes extrañísimo tipo porotos con carne espinaca y limón), fecen Shan (guiso de carne con granada y frutos secos, delicioso), chelo lamb y doog con menta (bebida a base de leche salada). La sobremesa fue subir al techo del restaurante, apreciar sus cúpulas de coloridos cristales (al parecer con la función de alejar los mosquitos) y las vistas al barrio antiguo.

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Rooftop de Abu Maali Traditional Restaurant.

Después fuimos a Fahadan Museum Hotel a bajar la comida con un té y recorrerlo por dentro. Al bonito patio central le hace de techo una tela que nos explicaron no es originaria de la casa sino que fue agregada después para evitar el deterioro del edificio con las inclemencias del tiempo. En este caso nos guiaron hasta un sótano por el que todavía corre un canal testimonio del sistema de qanats que se utilizaba en el pasado para captar el agua de las capas de agua subterráneas.

Y para apreciar las tres torres de viento del Hotel Museo Fahadan tocó subir escaleras hasta la terraza. A estas torres se las denomina badgir y funcionaban como torres de ventilación. Antiguamente, el agua de los qanats se acumulaba en depósitos subterráneos que se conectaban a un badgir. El aire que entraba por la torre de ventilación se enfriaba con el agua y después se distribuía por conductos a toda la residencia, trabajando como un aire acondicionado. A eso se le llama ingenio.

Para afianzar los nuevos conocimientos fuimos a ver las torres de viento de Darvish Hotel, donde también nos explicaron otro truco de la ingeniería rústica. Los jardines y patios centrales de las casas se construían por debajo del nivel del suelo porque de esta manera les permitía estar frescos en verano y calientes en invierno.

Ya podés ir a la próxima reunión familiar para contar todas las cosas que has aprendido. Si en tu visita todavía querés ver más casas tradicionales también te recomendamos el Hotel Mehr y el bellísimo patio del Moshir Caravanserai Hotel, pegado al hermoso y gratuito santuario-mezquita Emamzader Jafar.

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Fahadan Museum Hotel, patio.

Dowlat Abad Garden

Dowlat Abad Garden es patrimonio Unesco por doble partida: por ser uno de los nueve jardines históricos persas del país y por tener el badgir más alto de Irán (33.8 metros). Nosotros medio que quedamos desencantados con los jardines persas después del fiasco que nos llevamos en Kashan y pasamos de pagar el millón de rials que sale la entrada. Igual lo incluimos en el mapa que encontrarás al final del artículo por si te interesa ir.

Templo de Fuego Zoroastra y Torres del Silencio

Al principio de esta entrada hablamos de los zoroastras y después nunca los mencionamos. Tranqui que acá vienen. Atashkadeh, o Atash Behram o Templo de Fuego, es un templo zoroastra construido en 1934 para albergar un fuego místico que dicen arde desde el año 470. El templo es la sede más importante de los zoroastras en Irán. La visita cuesta 1.000.000 de rials. Dicen que sarna con gusto no pica…

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Templo de Fuego Zoroastra.

Por suerte la plata está bien invertida porque quedamos encantados con el templo, el museo explicativo del zoroastrismo y su precursor (así hablaba Zaratustra, ya lo decía Nietzsche) y de la visita al místico fuego protegido de las masas tras un cristal doble. Cómo plus, hay una antigua cisterna como la que describimos varios párrafos más arriba (alimentada por qanat y refrescada con badgir) a la que se puede bajar.

La siguiente clase didáctica es visitar las Torres del Silencio, a unos kilómetros del Templo de Fuego y para la que tendrás que desembolsar otro millón más. También conocidas como dakhma, estas torres se erigen sobre montículos lejanos a los poblados para exponer en ellos a cielo abierto los cuerpos de los fallecidos y permitir que los buitres se alimenten de su carne. Cuando del cuerpo tan solo quedan huesos blancos se los arroja al osario, un foso que está en medio de la torre. Estos ritos funerarios del zoroastrismo todavía se aplican en India.

Después de descender las torres nos arrimamos a conocer la casa donde vivía el nesasalar, persona encargada de los servicios fúnebres que debía mantenerse apartado del resto de la sociedad por su labor, y los khayleh, sitios de descanso para la familia del fallecido que debían caminar largas horas desde la ciudad hasta el sitio de los dakhma. Verás una cisterna con sus torres de viento que es la que abastecía de agua a los pocos visitantes. A diferencia de la del Templo de Fuego, el acceso a esta cisterna está bloqueado y solo es posible apreciarla de afuera.

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Torres del Silencio

Villa de Kharanaq, Chak Chak, Castillo de Narin (Meybod) y Fortaleza Zabad

Yazd es interesante tanto por dentro como por fuera y hay al menos cuatro puntos en sus alrededores que te podrían interesar:

▪️ Villa de Kharanaq. A 80 kilómetros de Yazd por una carretera principal. Poblado con 4.500 años de antigüedad construido en su totalidad en adobe. La villa está prácticamente abandonada y en ella apenas vive gente. La mayoría de sus edificios están destartalados o derrumbados, salvando el caravanesi y la mezquita con su tembloroso minarete. Se puede pasear gratis por Kharanaq y solo se cobra la visita al caravanesi que ofrece poco para ver. Kharanaq es un tesoro histórico y no te arrepentirás de visitarla y husmear en cada hueco de sus casas de barro. 

▪️ Chak Chak. A 40 kilómetros de Kharanaq por una carretera secundaria poco transitada se esconde el santuario de montaña más sagrado de los zoroastras, lugar de peregrinaje, el templo Chak Chak o Chāhak-e Ardakān. Se accede ascendiendo unas empinadas escaleras que pasan por varios edificios utilizados de alojamiento por los peregrinos, principalmente del 14 al 18 de junio que es la época de celebración religiosa. El lugar es sencillo pero cargado de mística y según lo que busques puede o no decepcionarte. Entrar al espacio cerrado donde se encuentra el manantial sagrado de la montaña cuesta 300.000 rials.

▪️ Castillo de Narin. Ubicado en el pueblo de Meybod, a 50 km de Yazd por carretera principal. Es una fortaleza de barro construida durante el período sasánida con al menos 4.000 años de antigüedad. Precio de entrada 300.000 rials.

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Villa de Kharanaq.

Para ir a estos lugares lo más rápido y fácil es juntarte con otras personas para compartir un taxi negociando precio. Otra opción es moverte a dedo, con la contra de que probablemente un día no sea suficiente para todos los puntos.

En nuestro caso lo hicimos a dedo porque solo nos interesaba Kharanaq y Chak Chak. Gracias a eso descubrimos un lugar muy interesante al que nos llevaron nuestros anfitriones, la fortaleza Ghale Ezabad en la villa de Zabad, a mitad de camino entre el castillo de Narin y Yazd. 

Mapa de Yazd

En este mapa encontrarás marcados todos los puntos del artículo haciendo zoom sobre la ciudad correspondiente.


Hasta aquí nuestro resumen del viaje por Irán. Siempre buscamos ser honestos con nuestras impresiones y esperamos encuentres útil la información. Cualquier duda o sugerencia te leemos en los comentarios.

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