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Irán: Qué ver en Isfahán

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Isfahán es la tercer ciudad más grande de Irán y supo ser la capital del imperio Persa entre los siglos XVI y XVII bajo la dinastía safávida, período en que floreció. Fue tan glorificada que de aquellas épocas nació el dicho Esfahān nesf-e-jahān ast, «Isfahán es la mitad del mundo.» Con esta guía jerryviajera vas a poder visitar la «mitad del mundo» bien a fondo.

Moverse por Isfahán

Durmiendo en un alojamiento en el centro histórico todos los puntos de interés quedan a máximo 3,5 km de distancia que perfectamente se hacen andando. De no ser tu caso (como nos pasó a nosotros que nos quedamos con un couchsurfer en la periferia) hay bastantes buses y son fáciles de usar.

O puede que tengas la suerte de estar cerca de alguna estación de la única línea de metro que existe en Isfahán y que la atraviesa casi que recto de sur a norte. Va desde la terminal sur de bus Soffeh hasta la terminal norte de bus Qods. El billete sencillo cuesta 20.000 riales o 10.000 riales si contas con la Isfahan card (disponible solo en puntos específicos). Otra opción es usar la aplicación Snapp! que vendría a ser el Uber iraní.

Qué ver en Isfahán – Plaza Naqsh e Hagan

Ya te dijimos que Isfahán es una joyita y su popularidad como la ciudad más turística de Irán es bien infundada. Su centro neurálgico es la inmensa plaza Naqsh e Hagan que recomendamos visitar tanto de día como de noche. Plantate en medio de la enorme plaza, también conocida como Shah Square o Imam Square, y realiza un giro 360 para maravillarte de ella y sus edificios Unesco que la enmarcan.

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Recomendamos visitar la inmensa plaza Naqsh e Hagan tanto de día como de noche.

Mezquita Imam / Shah y Mezquita Sheikh Lotf Allah

Luciéndose del lado sur de Naqsh Square está la Mezquita Imam (denominada Shah previo a la revolución). Está catalogada como un tesoro de la arquitectura persa del período safávida y cuesta 1.000.000 de rials la entrada. Del otro lado del ring la mira de reojo la Mezquita del jeque Loft Allah, de similares características históricas y a la que también se accede abonando 1.000.000 rials.

Con esos precios optamos por ir a solo una y la ganadora fue Loft Allah. Las razones: aunque su interior es más chico que el de la mezquita Imam leímos que su ornamentación era mayor, mientras que en la otra se limita a su bóveda. Las fotos de google aparentan refutar esta información. Salimos muy contentos con la elección. La Mezquita del jeque Loft Allah es magnífica por dentro y hasta nos pareció positivo su reducido tamaño.

Palacio Ali Qapu y Palacio Chegel Sotoun

En este ring creado por la plaza Naqsh e Hagan ya presentamos a los luchadores de dos laterales y nos faltan los otros dos. Opuesto a la Mezquita Sheikh Lotf Allah está el Palacio Ali Qapu (Royal Palace) que cuesta otro milloncito de rials. Este palacio del siglo XVIII consiste de seis pisos accesibles por escalera caracol.

Mirando a la plaza está su ancha terraza que descansa sobre pilares de madera. En su interior se supone que hallarás murales de época y algún que otro adorno que sobrevivió a la dejadez del tiempo, sin embargo parece ser escaso y su mayor highlight sería la terraza como mirador, razón por la que decidimos no pagar la entrada.

Detrás está el Palacio Chegel Sotoun, literalmente «Palacio de las Cuarenta Columnas», que antes se utilizaba como pabellón recreativo de la realeza, para celebrar ceremonias religiosas y fiestas reales y para recibir embajadores e invitados especiales. Su jardín persa, entre los nueve de Irán declarado Patrimonio Unesco, es bien visible desde el exterior ya que solo lo separa de la calle unas rejas. El acceso al palacio cuesta 1.000.000 de rials.

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Interior de la Mezquita Loft Allah.

Isfahán Bazaar

Y en el cuarto lateral del ring está la puerta al bazar de Isfahán, uno de los mercados más grandes y antiguos de Medio Oriente. Su zona principal es un paso abovedado de dos kilómetros. A pesar de sus aires importantes, lo encontramos muy tranquilo y nos gustó mucho. Metiéndonos por sus recovecos llegamos a la Azadegan Tea House, una casa de té repleta de artefactos interesantes (literal, del techo al piso) donde paramos a tomar dos cafés mientras jugábamos a descubrir y estudiar cada objeto del establecimiento.

Perdiéndonos un poco más nos topamos con un restaurante local en el que probamos el plato típico de Isfahán: beryani, un plato de carne y pulmón de cordero triturado y presentado sobre pan lavash (pan chato) con aceite, morrón y berro de acompañamiento.

Si el plato principal te pareció atractivo aventúrate al postre: joresht mast, literalmente «guiso de yogur» ya que se elabora con yogur, azúcar, cáscara de naranja, azafrán y carne de cordero. Una combinación muy extraña de la que quedamos más que satisfechos por el resto de nuestras vidas probando una única cucharada.

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Azadegan Tea House

Imam Ali Square, Mezquita Haroonieh y la Mezquita Jameh

Camina que camina por el paso principal del bazar de Isfahán y eventualmente llegarás a la Plaza Imam Ali, bastante más tranquila que su vecina Naqsh e Hagan. Lo que nos fascinó de esta plaza es el efecto que genera de transportarte al pasado. De repente podemos sentirnos como en la Isfahán del siglo I, y es que en sus inicios esta era la plaza principal de la ciudad, nacida en el período pre-islámico de Isfahán que vio el surgimiento de icónicos lugares como el bazar y la mezquita de Jameh.

La Mezquita de Jameh, o Mezquita de los Viernes, se fundó por el 771 y se encuentra entre las mezquitas más antiguas y grandes aún en pie de Irán. Sus espacios interiores son austeros en comparación a otras mezquitas de Isfahán y pueden obviarse, su patio, en cambio, vale la pena. La entrada de 1.000.000 rials nos parece exagerada pero si vas después de las cuatro de la tarde el acceso al patio es libre y los espacios interiores se cierran con una puerta de cristal por la que se puede ver para adentro (y agradecer que no gastaste un dineral para eso).

Para compensar tanto tamaño, en la punta opuesta de la plaza vieja Imam Ali verás la pequeña mezquita Haroonieh cuya carencia compensaron con sobrecargados detalles decorativos y a la que podés entrar gratis.

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Mezquita Seyyed

A diferencia de la mayoría de construcciones de Isfahán pertenecientes al período safávida, la mezquita Seyed pertenece al período Qajar y destaca por su fachada revestida de azulejos con inscripciones.

A pesar de su importancia y su hermosura usualmente es dejada de lado por los visitantes que prefieren entrar a las mezquitas Lotf Allah e Imam. A la mezquita Seyyed se puede entrar gratis y aunque es cierto que está a dos kilómetros de la plaza principal la caminata no se siente si la vas haciendo distraído por dentro del bazar.

Hotel Abbasi

Decidimos rompernos la boca en el hotel Abbasi, donde además de tasar alfombras como unos verdaderos persas y apreciar su precioso jardín interior nos dedicamos a probar dulces típicos en su restaurante tradicional. El hotel es precioso y aunque sea de alta categoría se puede pasar a visitar sus jardines y consumir en su casa de té sin estar alojado. Para ser un 5 estrellas los precios son más que correctos.

Aprovechamos y probamos gaz (especie de nogut de pistacho que puede obviarse, 400.000 rials), fereni&shireh (postre de leche, harina de arroz, cereales y almíbar de dátiles que fue nuestro favorito, 250.000 rials), doogh (bebida láctea salada similar al ayran turco,  150.000 rials) y gooshfil (dulces fritos crocantes que al parecer deben ir acompañados sí o sí con el doogh salado para contrarrestar su dulzor, 300.000 rials).

Todo esto lo bajamos con té (150.000 rials), que aprendimos en Isfahán se consume con una oblea de azúcar y azafrán llamada pulaki y no con el clásico nabat. La oblea debe ponerse en la lengua y dejar ahí mientras se bebe.

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Casa de té del Hotel Abbasi.

Calle Chaharbagh Abbasi y Parque Rajayi

La calle peatonal Chaharbagh es donde se concentran la mayoría de hoteles, hostels, cafés, tiendas y restaurantes enfocadas al turismo. Que sea turística no le quita encanto, eso sí, evita comer acá porque te va a salir carísimo. La amplia avenida  va desde el Parque Rajayi hasta el río Zayandeh, con árboles de álamos y odiosos plátanos a lo largo para dar sombra (¡ojito los alérgicos en primavera!).

El parque Rajayi es un predio que abarca el pabellón del Palacio Hasht Bihisht y sus jardines, el Museo de Música, varias tiendas comerciales y un par de cafés. Es un parque muy tranquilo y relajante con bonitos edificios de época al que se puede acceder sin costo. Recomendable para relajarse del alboroto de Chaharbagh.

Cruzar Si-o-se Pol y Khaju Pol

Hasta que por fin llegamos al icónico río Zayandeh. Supo ser un caudal importante, fuente de frescura y belleza. Lástima que en las últimas décadas permanece casi seco debido al uso indebido de su agua y la falta de regulación gubernamental. Tuvimos la inmensa suerte de visitar Isfahán en uno de los pocos días al año en que abren las represas y el río revive, mostrando su antiguo esplendor. En contrapartida, sus orillas y puentes estaban a reventar de gente.

Si venís desde la avenida Chaharbagh Abbasi vas a caer directo sobre Si-o-se Pol, o Puente de los 33 Arcos, que es una pasada de ver iluminado a la noche. Pasea por la ribera del río hasta los siguientes dos puentes peatonales: Joui Pol (o Choobi), con unas encantadoras casas de té en el piso inferior de sus dos enormes pilares; y Khaju Pol, de dos niveles y todavía más hermoso que Si-o-se Pol.

A la noche los iraníes se juntan bajo los arcos del puente Khaju a cantar y bailar, recitar poemas y pasarla bien. Se arma tremenda movida. Apreciar los puentes en diferentes momentos del día y la noche no tiene desperdicio.

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Barrio armenio de Jolfa

Al otro lado del río Zayandeh caemos en el barrio de Jolfa (o Yolfa) que nació como asentamiento de los miles de armenios desplazados de su ciudad de origen Yolfa, al norte de Irán, hostigados por los turco otomanos durante el siglo XVI. El Shah Abbás I el Grande, por entonces rey, les permitió profesar su religión y construir sus iglesias consciente del valor que aportaban a la ciudad como hábiles comerciantes. 

Actualmente se puede visitar varias de sus iglesias y la catedral armenia Vank, esta última por un costo de un millón de rials. Lo que nos resultó más interesante fue observar las mezclas de estilo entre las diferentes religiones y culturas, no solo en los edificios religiosos, también en las plazoletas y las tiendas. Es un barrio para perderse sin mucho rumbo.

Mapa de Isfahán

En este mapa encontrarás marcados todos los puntos del artículo haciendo zoom sobre la ciudad correspondiente.


Hasta aquí nuestro resumen del viaje por Irán. Siempre buscamos ser honestos con nuestras impresiones y esperamos encuentres útil la información. Cualquier duda o sugerencia te leemos en los comentarios. 

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