Mucha gente suele ir al Parque Nacional de Chitwan para realizar safari por su cercanía a Katmandú. Nosotros nos hicimos los rebeldes y fuimos al Parque Nacional de Bardia, en la otra punta de Nepal y mucho menos visitado. El parque es un área enorme de 968 kilómetros cuadrados donde viven unas 800 especies de animales y plantas y en esta entrada te compartimos nuestra experiencia en el Parque Nacional de Bardiya.
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Cómo llegar al Parque Nacional de Bardiya
Desde Katmandú son 17 horas en autobús y te dejan en una parada a dos kilómetros de Thakudwara, el pueblo ubicado a la entrada de la reserva. Desde Pokhara hay que tomarse un autobús con destino a Ambassa que te deja en la misma parada. El boleto cuesta 2400 rupias nepalís y demora 12 horas en llegar.
Si reservas hotel con antelación podés arreglar para que te vayan a buscar. Muchos hoteles suelen ofrecer gratis el servicio. Suelen tener fichado el horario de los autobuses (que igual pueden dejarte a las 5 a.m.) y si están escasos de clientes van a pescarlos a la misma parada. En nuestro caso, nomás bajar se nos arrimó uno que regenteaba un hostal. Nos dijo que si nos quedábamos en su alojamiento no nos cobraba el viaje a Thakudwara. No solemos aceptar esas proposiciones porque siempre nos huelen a gato encerrado, pero esta vez había algo diferente. Parecía ser sincero y ofrecía buen precio. ¿Por qué no? Aceptamos y resultó salir redondo.
Cómo visitar la reserva natural de Bardia
La visita al Bardia National Park es necesaria hacerla con guías experimentados y lo normal es que encuentres ofertas en el propio alojamiento. Nosotros tan pronto llegamos a nuestro hostal recibimos un té de bienvenida y diferentes opciones para realizar el safari.
En este punto queremos aclarar que por safari nos referimos a salir de excursión para tratar de avistar animales en su hábitat natural. ¡No en cazarlos! De hecho, la palabra safari fue apropiada del idioma suajili (lengua de Kenia) y significa «viaje».
Los dueños del hostal nos ofrecieron un paquete de alojamiento + guías a pie para dos personas dentro de la reserva por 4000 rupias nepalí (35 USD). El costo no incluía el permiso para entrar a la reserva: 1130 rupias nepalí por persona (9 USD cada uno). En total menos de 50 USD para dos con alojamiento, entrada a la reserva y guía incluido.
Las opciones para visitar la reserva
La opción más económica es visitar la reserva a pie. Las otras dos opciones son en 4×4 (jeep) o a lomos de un elefante. Se supone que sobre el elefante es posible acercarse más a los animales. Nosotros preferimos ahorrarle el dolor de espalda y en todo caso recomendamos el jeep, aunque desconocemos si son eléctricos o a gasolina.
Cuándo ir
La mejor época para visitar el parque nacional de Bardiya suele ser en la temporada seca, de marzo a junio. Al hacer mucho calor es más sencillo avistar los animales a orillas del río bebiendo agua o en otros abrevaderos predecibles. Además, con la sequía se reduce el follaje intenso.
La peor época para visitar el parque Bardia es en temporada de lluvias, de julio a septiembre. Con la abundancia de agua se dificulta saber donde podrían estar los animales y la hierba alta y abundante empeora la visibilidad.
De octubre a febrero podríamos decir que es la época intermedia. Nosotros fuimos en noviembre y pudimos observar muchos animales. Hay que recordar que son animales libres y al final también pesa la cuota de suerte. Uno puede ir con las mejores condiciones y sin embargo tener mala suerte y ver poco y nada. O al contrario, ir en la peor época y tener la buena suerte de avistar mucho porque justo ese día se le dieron a todos por andar cerca de los sitios elegidos por los guías. Lo importante es no decepcionarse ni enojarse. Así es la naturaleza.
Visitando el Parque Nacional de Bardiya
Nuestra experiencia personal en el Parque Nacional de Bardia estuvo increíble. Los guías y rangers sabían lo que hacían e iban explicándonos todo con buen humor y conocimiento. Nuestro primer encuentro al cruzar la cabina de control fue con una familia de monos conocidos como macacos de Assam. A medida que la maleza crecía hizo aparición un cervatillo de los pantanos que, por su apariencia, bien podría haber sido Bambi. A medida que nos adentrábamos a lo salvaje aparecían huellas y materia fecal de diversos animales.
Despues de caminar al menos un kilómetro reserva adentro y cruzar un riachuelo lleno de sanguijuelas nos detuvimos a orillas de un río de cauce poco profundo y caudal escaso. Con cámaras prontas y binoculares en mano comenzó la guardia en completo silencio. No sabemos si fue poco o mucho lo que esperamos antes de la aparición del primer rinoceronte. Con la emoción perdimos noción del tiempo. De repente estábamos viviendo un episodio de National Geographic.
Primero llegó la rinoceronte mamá con su bebé rinoceronte. Mientras bebían agua surgieron del follaje dos tigres cachorros. Como eran pequeños la mamá rinoceronte no se mostró preocupada. Sospechamos que los cachorros le hacían de campana a su madre tigre, porque en cuanto retornaron a los pastizales a los pocos minutos apareció.
Y en este punto todo comienza a pasar muy rápido. La tigre quiere cazar al bebé rino pero es consciente que mamá rino es enorme y puede hacerle frente. Los sigue de atrás aguardando que el rino pequeño quede rezagado. La rinoceronte se da cuenta de esto y se posiciona detrás de su hijo. Desaparecen los tres de nuestra vista. De repente, se siente un ruido como a aplanadora. El guía interpreta y nos relata «el tigre atacó al rino bebé». Surgen a las corridas la madre rino y su hijo por el flanco izquierdo, corriendo diagonalmente hacia la orilla opuesta (nuestra orilla). Es increíble que un cuerpo tan macizo se mueva a esa velocidad.
Hipnotizados como unos idiotas con la escena, los guías nos sacuden al grito de Run run! Tiger is coming! («Corran, corran! El tigre esta viniendo!»). Persiguiendo a los rinocerontes, la tigresa había pasado a nuestra ribera y podía estar en cualquier parte. No queríamos ser la segunda opción para el almuerzo de sus hijos, así que sin chistar seguimos presurosos a guías y rangers.
¡Todos quietos! Nadie sabe donde quedó el tigre, pero han visto a la mamá rino. Tenemos instrucciones de saltar de la semi-elevación en que nos encontramos hacia abajo, cerca del río, si vemos a los rinocerontes o a la tigresa dirigiéndose a nuestra posición. Estamos a la espera, todos inmóviles, hemos parado hasta de respirar con tal de no hacer ruido. Finalmente, aparece el jeep pedido por walkie talkie a rescatarnos. Se escuchan los resoplidos de alivio y se distiende el ambiente.
El enorme jeep cumple dos funciones: hacernos de pared y meter presencia. De esta forma pudimos salir tranquilos del área del felino. Una vez a buen resguardo, en otra zona distinta, nos pusimos a almorzar. Nuestros guías nos explicaron que habíamos presenciado algo excepcional, que raramente el tigre ataca al rinoceronte. Hasta ellos se habían emocionado de presenciar el particular evento.
Después del almuerzo subimos a una atalaya para tratar de avistar otros animales sin mucha suerte. En contrapartida, disfrutamos de las vistas panorámicas 360. Nuestra última expedición fue hasta el margen de un bañado. Pudimos observar varios pájaros, un cocodrilo y varios insectos y mariposas de llamativos colores. Re-aparecieron la mamá rino y su hijo que, al menos por ese día, se había salvado de ser comida para tigre.
Cerca de terminar la jornada nos condujeron a un refugio. En él había dos secciones. Una contenía, tortuga, cocodrilos y gaviales del Ganges. Los gaviales son una especie de cocodrilo de ojos saltones con hocico alargado y fino. Todos se encontraban allí recuperándose de algún problema u otro. Por ejemplo, algunos gaviales tenían su largo pico partido.
En la otra sección había un rinoceronte macho adulto. El pobre había sido rescatado de joven de unos cazadores furtivos que le arrancaron el cuerno. Por suerte se lo veía mucho mejor. El refugio provoca desazón y esperanza al mismo tiempo. Desazón por la estupidez de algunos humanos y esperanza por la bondad de otros. Al menos allí los estaban cuidando para que se recuperaran. Después del refugio para animales finalizó la jornada y regresamos a nuestro hotel.
Datos interesantes sobre los rinocerontes del área
🦏 El rinoceronte indio (la especie autóctona de allí) se caracteriza por tener un único cuerno y es vulnerable debido a la caza furtiva. Por suerte el cuerno puede volver a crecer a un ritmo de 8 cm por año.
🦏 El rinoceronte indio fue el primero de los rinocerontes en ser conocido en occidente. Se cree que el mito del unicornio pudo haber sido construido sobre el relato de los exploradores occidentales que regresaban de Asia.
🦏 En 1515 el rey Manuel I de Portugal recibió como regalo un rinoceronte indio. Lo tomó como buen presagio y mando construir una torre con la cabeza del animal en el punto del muelle de Lisboa donde había arribado. Hoy la conocemos como la famosa Torre de Belém.
Nuestra opinión de la experiencia
Para nosotros el paseo por la reserva del Parque Nacional de Bardia fue excelente. Hostal, guías, experiencia, todo diez puntos. Aparte del parque, los lugareños son super cálidos y el pueblo está como para quedarse unos días más descansando.
Sobre los avistamientos y sin querer pincharte el globo, hay que recordar que no siempre se ven los tigres. A nosotros los guías nos repitieron varias veces que tuvimos mucha suerte de haber visto varios en nuestra primer salida, de primeras y haciendo la excursión a pie (en el sentido de que no es posible recorrer tanto terreno y reduce las probabilidades).
Lo común es tener que ir varios días y sufrir largas esperas. Queremos que te lo mentalices para que no te decepciones si vas y no llegas a ver felinos. Los guías siempre van a hacer todo lo posible para que lo logres, sin embargo la naturaleza es caprichosa y no responde a nuestros intereses turísticos. Y por otro lado eso es lo bueno de ir a verlos en su espacio, saber que no los estamos forzando en una jaula para nuestro propio entretenimiento.
El safari responsable es un incentivo económico y una ayuda para la conservación de los hábitats naturales, alentando a la protección de su fauna y flora. Una experiencia que recomendamos al cien por ciento. Si te interesa vivirla en carne propia en el Parque Nacional de Bardia te dejamos el link a la página oficial del propio parque y a la página oficial de Turismo de Nepal, donde encontrarás información sobre esta y otras reservas de Nepal.
«Los ojos de un animal tienen el poder de hablar un gran idioma»
Martín Buber
¿Te animarías a visitar una reserva natural de tigres? Comentanos abajo.
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